Ruta Silvestre por Monleón

• Rutas de la Naturaleza

Emplazada sobre un cerro que domina el valle del río Alagón, la villa de Monleón es uno de esos tesoros que aún están por descubrir.

¿Qué nos puede ofrecer Monleón? ¡Todo!: un castillo con su imponente torre del homenaje, murallas medievales cerrando por completo su casco histórico (junto a Ciudad Rodrigo son los únicos casos en la provincia), un verraco vetón a la entrada de una de las puertas de la muralla, una judería, un poblado visigodo altomedieval y un entorno natural de gran belleza en plena comarca de Entresierras.

Monleón se puede visitar acudiendo directamente en coche o bien recorriendo el GR 182 (Ruta de Las Quilamas) que desde Linares de Riofrío permite una ruta completamente llana de 6,3 kilómetros de senderismo por sus bosques y prados ganaderos.

La ruta senderista que proponemos se inicia a la entrada de su puerta principal, la Puerta de la Villa En este punto podremos encontrarnos un primer tesoro, su verraco, figura zoomórfica del pueblo Vetón y que es uno de los restos que se han conservado del castro que sirvió de base a la actual villa. Casi 2500 años de larga historia de estas tierras ha visto pasar.

Entramos en la villa para pasear por sus casi desiertas calles. Muchas casas de gran belleza flaquean su trazado laberíntico. Merece la pena pararse para observar los mil detalles de sus portadas, visitar su iglesia parroquial de Santa Isabel, recorrer su muralla e, indudablemente, acercarnos hasta su imponente castillo. Su torre oscura se eleva entre murallas y es, indudablemente, la imagen de esta villa de puro sabor medieval. A sus pies se abre la Puerta de Coria, que da inicio a nuestra ruta por su entorno extramuros. El sendero sigue el perímetro de la muralla para alcanzar la pista que se dirige hacia el este dirección a Endrinal. Poco después de cruzar el puente que salva el río Alagón, sale un cruce. Tomaremos el camino de la derecha, o recto, que nos llevará sin coger desvíos hasta el yacimiento visigodo de Monte El Alcaide. Antes nos encontraremos con varios miradores sobre el valle. A lo largo de todo el recorrido, la torre del castillo se recorta alta y orgullosa sobre el horizonte. Después de unos 3 kilómetros de camino flanqueado por el bosque, y siempre tomando la opción más recta, llegaremos hasta el citado yacimiento. Quedará a nuestra derecha. Restaurado en los años 2006 y 2007 por Vacceo Integral de Patrimonio, su estado actual es de completo abandono. Aún así, todavía permite observar la base de varias viviendas. Aunque nos parezca sobrio, debemos recordar que son más de 1000 años de larga y azarosa historia la que ha tenido que soportar. Muchos saqueos y olvidos son responsables de su triste estado actual. Desde este punto se observan bellas panorámicas de la cercana Sierra de las Quilamas. Realmente merece la pena sentarse sobre sus moles de granito y dejarse llevar por el silencio del bosque y el arrullo del río Alagón. El valle que está a nuestros pies es el hogar de algunas de las últimas cigüeñas negras de Salamanca y es posible sorprenderlas volando cuando cruzan el cielo en busca de comida para su familia. Un privilegio que poco europeos pueden disfrutar ya.

Para la vuelta a Monleón sólo hay que desandar nuestros pasos. Esperar hasta el tardecer nos permitirá disfrutar de las bellas puestas del sol, sorprender a la luna saliendo entre las copas del robledal y escuchar los cantos que parecen brotar del mismo corazón del bosque: en invierno, los maullidos tenebrosos del cárabo, y en verano, el sonido y el vuelo zigzagueante de los misterios chotacabras.

Un último paseo nocturno por Monleón y sus calles desiertas, plenas de historia y olvido, con el dulce y penetrante olor del fuego de leña y de la humedad serán la mejor de las despedidas.